A diferencia de Aristóteles, que creía que los recuerdos eran espíritus que viajaban por la sangre hasta el corazón, hoy podemos comprobar que no son otra cosa que conexiones neuronales. Los recuerdos están representados en el cerebro de alguna forma, pero la naturaleza de la huella que nos dejan (llamada engrama) no es bien conocida todavía.
Los neuropsicólogos investigan los mecanismos que convierten la actividad bioquímica de las neuronas en experiencias subjetivas, emociones, recuerdos y pensamientos. Por eso "cartografían" el cerebro con técnicas que permiten visualizar la actividad cerebral de las personas mientras piensan o recuerda.
Actualmente sabemos que además de la corteza están implicadas en la memoria otras zonas cerebrales, como el sistema límbico. Se ha comprobado que el hemisferio derecho procesa la información visual y el izquierdo el verbal y que la capacidad para recordar imágenes es mayor que la de retener palabras.
Los neuropsicólogos investigan los mecanismos que convierten la actividad bioquímica de las neuronas en experiencias subjetivas, emociones, recuerdos y pensamientos. Por eso "cartografían" el cerebro con técnicas que permiten visualizar la actividad cerebral de las personas mientras piensan o recuerda.
Actualmente sabemos que además de la corteza están implicadas en la memoria otras zonas cerebrales, como el sistema límbico. Se ha comprobado que el hemisferio derecho procesa la información visual y el izquierdo el verbal y que la capacidad para recordar imágenes es mayor que la de retener palabras.
La memoria no es una entidad unitaria y homogénea, (no existe un lugar concreto en el cerebro donde se almacenen los recuerdos), sino que consta de varios sistemas que nos permiten adquirir, retener y recuperar la información que nos llega del entorno. Cada memoria tiene su propio circuito anatómico y diferentes lesiones cerebrales borran recuerdos distintos.
Estos sistemas de memoria, cada uno con sus propias funciones y modos de funcionamiento, operan de manera cotidiana y simultanea; así tenemos la impresión subjetiva de que aprender y recordar dependen del funcionamiento de un único mecanismo mental.
En algunos estudios, se puede comprobar que la pérdida de masa encefálica del lóbulo temporal y el hipocampo afecta a la capacidad de adquirir nuevos recuerdos, mientras que la perdida en otras regiones del cerebro no afecta a la memoria.
En resumen, la neuropsicología de la memoria nos aporta nuevos conocimientos: la memoria tiene diferentes niveles de procesa la información, la memoria a largo plazo esta representada en múltiples regiones del cerebro y la memoria implícita y la memoria explicita dependen de diferentes circuitos neuronales.
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